miércoles, 22 de octubre de 2008

El arte de la novela 2/La fuente de la vida


Al llegar a La casa de cambio Bastian ha perdido todo, incluido su nombre. Ahora es nadie. Su ambición desmedida y sus deseos equivocados han provocado un desastre en Fantasía. ¿Es acaso una metáfora de cómo al convertirnos en adultos olvidamos nuestros más profundos anhelos? (para algunos teóricos es entre los cinco y los diez años como se experimentará el mundo en adelante). Bastián ha perdido a su madre, su padre es indiferente y odia la escuela, en donde sólo recibe humillaciones y burlas. Piénsese el contraste entre la manera en que se le trata ahí y su estancia en Amarganz, en donde hay incluso una biblioteca que lleva su nombre y los libros con todas las historias que se le han ocurrido (es curioso que todas las historias que inventa se hacen realidad, pero al mismo tiempo ya estaban ahí, como Graogram, la criatura más temible de Fantasía o los ayayai, seres de gran fealdad que con sus lágrimas crean estructuras hermosas. La paradoja es que mientras más desea e inventa más olvida, incluso cuando decide ser el hombre más sabio de Fantasía, al grado de que olvida que alguna vez fue niño.
Como adulto que es ahora, Bastian se deja seducir por Xayide, la bruja, que representa las tentaciones mundanas, los deseos vacuos, los caminos equivocados que estamos destinados a tomar de vez en cuando, así como la ambición desmedida. Al llegar a la torre de marfil se descubre que la emperatriz infantil está ausente y Xayide propone a Bastián convertirse en el nuevo soberano de Fantasía, lo que provoca una ruptura entre Bastián y Atreyu y una batalla por la torre de marfil. Atreyu es herido por la espada de Bastián y huye con Fújur, pero Bastian los persigue y en su camino llega a la ciudad de los antiguos emperadores, en donde la historia de que cien monos con máquinas de escribir llegarían a producir, en millones de años, una tragedia de Shakespeare es invertida. Ahí el mono muestra como todos los que quisieron ser emperadores de fantasía están condenados a repetir este ejercicio toda la eternidad.
Ahora, Bastián deberá pasar por La casa de cambio y La cueva de las imágenes antes de llegar a La fuente de la vida. En la casa de cambio lo espera doña Aiuola, quizá el personaje más misterioso de todo el libro. Ella es como una planta. Florece gracias a Bastián y hace el papel de madre, pues la casa crece y se hace pequeña para adaptarse a las necesidades de Bastián, quien ahora es un niño indefenso. Doña Aiuola es un arquetipo materno que representa uno de los deseos más profundos de la mente: el afecto. Para encontrar la fuente de la vida Bastián debe recibir los frutos de doña Aiuola y alimentarse de ella antes de que se marchite.
Cuando Bastián se va de la Casa de cambio doña Aiuola se marchita y él sigue su camino hacia la cueva de las imágenes, en donde vive el minero Yor. Ahí encuentra una imagen que le recuerda a su padre y entonces olvida su nombre. Pero reaparecen Atreyu y Fujur y lo llevan a la fuente de la vida. Hay dos serpientes que se muerden la cola, una negra y una blanca. Juntas sostienen el universo.
La fuente de la vida es lo que está grabado en el Auryn y es además la puerta entre fantasía y el mundo real, a donde Bastián debe regresar para poder dar amor a su padre. Pero antes ha debido buscar sus verdaderos deseos, y nada es tan difícil en la vida. Existen demasiados estímulos, demasiadas cosas que podemos hacer, pero ¿cuántas de ellas nacen verdaderamente en el alma? ¿Cuántas constituyen en verdad nuestros anhelos más profundos y cuántas son sólo producto de nuestras satisfacciones momentáneas? Bastián quiso fuerza, belleza, ser admirado y reconocido y después ser incluso adorado; debió ser seducido también por una hechicera malvada que movía a su antojo a los seres vacíos; también quiso sabiduría, formar parte de una comunidad y por último ser emperador de fantasía; todo esto antes de descubrir lo que realmente anhelaba: ser amado.
Probablemente al final de La historia interminable quede la interrogación de qué significa realmente ser amado, sin embargo, en ocasiones lo importante es el camino y no la meta. Por ese motivo esta novela es también una metáfora del camino que debe seguirse antes de encontrar algo por lo que realmente valga la pena vivir, un sentido para la existencia que sólo puede encontrarse ahí en donde fantasía y el mundo real se conectan.

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