viernes, 7 de diciembre de 2007

Evocaciones requeridas sobre Revueltas 1


A Frank Loveland Smith

Alguien que admiraba a Revueltas me aconsejó leer sus obras completas; estudiarlo a fondo. Tarea que hasta la fecha no he completado. Si yo hubiera pertenecido al partido comunista me habrían expulsado en menos de lo que un buen militante dice “Vivan Stalin”, Marx y Mao”. He leído algunas de sus novelas, cuentos y ensayos. Y también la biografía de Álvaro Ruiz Abreu: Los muros de la utopía. Para casos prácticos, sin embargo, muchos de los aspectos de su obra y su vida siguen siendo, para mí, un misterio.
Edith Negrín sugiere que la figura de Revueltas es ya un símbolo. Descendiente de mineros y comerciantes. Nacido en 1914 en Durango; desde adolescente militante comunista; luchador incansable, visionario, intelectual proteico y escritor visionario. Es difícil separar su obra literaria de su obra teórica y política como, al salir sus obras completas, dijo Evodio Escalante.
Hace poco asistí a la presentación del libro de Frank Loveland Smith: Visibilidad y discurso. La tesis que guía el libro es que hay un conjunto de guiños subconscientes incluso en los pasajes más cercanos al realismo socialista en las novelas de Revueltas. Para demostrarlo, Loveland se adentra en ellas y analiza algunos de sus pasajes más significativos. Aunque deja un poico de lado la primera, Los muros de agua, más claramente apegada a la estética del realismo socialista. Loveland expone que, en primer lugar, se idealiza la subjetividad de Revueltas, atribuyéndole una integridad existencial de la que los demás carecemos. Esto lleva a descalificar un campo de posibles análisis críticos y también se dan limitaciones en la, en ocasiones, muy lúcida crítica de izquierda,
La cuestión con Revueltas es que escribió textos teóricos sobre su creación en los que sugiere, constantemente, que “la realidad necesariamente debe ser ordenada, armonizada dentro de una composición sometida a determinados requisitos. Pero estos requisitos tampoco son arbitrarios; existen fuera de nosotros; son, digámoslo así, el modo que tiene la realidad de dejarse que la seleccionemos”. Es en este modo, sugiere Frank Loveland, donde en los textos de Revueltas ocurre “una creciente tensión entre el nivel discursivo ético-cognositivo que la teoría exige al texto, y un nivel figurativo que resiste crecientemente su incorporación a dicho discurso”.
Revueltas utilizó más bien lo que llamó realismo-materialismo dialéctico y que, en esencia, es la dialéctica negativa de T. Adorno. O para decirlo con una expresión de Evodio Escalante, una literatura del “lado moridor”. Dice Loveland Smith:

“Los textos de Revueltas se tensan entre la necesidad de una mayor lucidez para decir la verdad de lo visible, y la también creciente problematización del sujeto de la enunciación, sobre todo cuando pretende producir un discurso de la Verdad”.

Revueltas (sugiere Leopoldo Zea) era un escritor endemoniado que, al mismo tiempo que comunista maldito y con la intrínseca arrogancia de quien sabe leer mundo y verdad histórica, sentía la convicción de la “inutilidad de la vida”. ¿Cómo entrar en sus textos sin traicionar su doble vertiente de su obra? Smith sugiere que el drama en la escritura de Revueltas se da en la voz narrativa y, en última instancia, en la conciencia organizativa del autor que se da en las novelas.
La ruptura entre lo visible y lo decible que constantemente aparece en las novelas de Revueltas tiene ciertas similitudes con las ideas de Michael Foucault sobre la heterogeneidad entre las palabras y las cosas. Y con la revisión que de éste hace Gilles Deleuze:

“Los estratos históricos que permitirían a Revueltas articular lo visible y lo decible, muy en particular el estrato marxista, enfrentan la oscuridad obsesiva a que la “dialéctica negativa” parece dar lugar, haciendo evidente las fisuras que recorren al productor”.

Así, concluye Loveland Smith en su introducción, los textos de Revueltas son una muestra de la noción de Foucault de que el saber y la verdad precisan un campó de poder que los determine. Con cada nueva forma de estrategia histórico-materialista Revueltas parece descubrir su complicidad con alguna estrategia de poder.
El recorrido del estudio de Loveland Smith empieza con un breve comentario a Los muros de agua, la primera novela de Revueltas. En la descripción mental que hace Revueltas de Prudencio parece describir lo que ocurre en su propia subjetividad:

“Cuando ya estaban las ideas a punto de formar un postulado lógico, irrumpía el absurdo, de pronto, desorganizando el sistema. Dentro del cerebro de Prudencio habíase entablado una feroz lucha por la razón. Parecía ésta una entidad independiente a los vehículos físicos, que al pugnar por su acomodo se encontrara un vaso deforme que la hería con indebidos ángulos e inhabituales esquinas. La mente afirmaba algo, pero de súbito una carcajada, una voz distinta, una cosa siniestra e interior, rompía la afirmación transformándola en materias sin consecuencias, fuera de la causalidad y la lógica”.

En la segunda parte de esta reseña veremos el recorrido de Loveland Smith por las otras novelas de Revueltas. Empezando con El luto humano, siguiendo con Los días terrenales y Los errores y culminando con el resultado de haber atravesado la problemática existente en las otras novelas.